En la actualidad, el poder someterse a una operación de cambio de género se está volviendo más accesible para todas aquellas personas que no se sientan identificadas con el género con el cuál nacieron.
Sin embargo, como con todos los procedimientos, siempre tuvo que existir una primera persona la cuál decidió convertirse en pionera. En esta oportunidad en Regalos con Orgullo te vamos a contar la historia de Michael Dillon, el primer hombre trans en someterse a una faloplastia.
1. Laura Dillon
Michael Dillon nació el 1 de mayo de 1915 bajo el nombre de Laura Maud Dillon en Inglaterra, una niña que creció para convertirse en una joven prodigio de los deportes, con varios premios en su haber, Laura se hizo de renombre dentro de ese mundo. Sin embargo, ella siempre sintió que era un hombre atrapado dentro del cuerpo de una mujer.
Eligiendo de profesión la medicina, sabía que la química era bastante importante en el cuerpo, por lo cual en 1939 comenzó un tratamiento de testosterona recetado por el Dr. George Foss. Cuando su apariencia era netamente masculina decidió huir para comenzar una nueva vida.

2. Primera faloplastia
En este nuevo comienzo Michael Dillon se unió con el destacado Dr. Harold Gillies, quien era reconocido por ser el pionero de la cirugía plástica y ayudar a cientos de soldados de la Primera y Segunda Guerra Mundial que habían quedado desfigurados por los estragos de la guerra. La primera operación que Gillies le realizó a Michael Dillon fue una doble mastectomía.
Aunque por esos tiempos ya se habían realizados vaginoplastias (cambio de sexo de hombre a mujer), nunca se había realizado una operación de transición de mujer a hombre. Por lo cual se tuvieron que realizar varias intervenciones quirúrgicas, hasta que en 1949 Michael Dillon se convirtió en un hombre por completo.

3. Vida posterior
En 1946 Dillon escribió Self: A Study in Ethics and Endocrinology (Self: Un estudio en ética y endocrinología) donde hablaba sobre el género y la transexualidad. En 1951 culminó sus estudios de medicina y vivió alejándose de las personas para que no descubrieran su origen. Sin embargo, en 1958, el periódico Sunday Express publicó una nota sobre su linaje aristocrático exponiendo su cambio de género.
Debido a este caso bastante sonado, Michael Dillon decidió huir a la India, donde se unió a una comunidad budista y cambió su nombre a Lobzang Jivaka. Solo tres años después de su llegada, en Dillon murió por una enfermedad. Fue incinerado y sus cenizas se esparcieron en el Himalaya, ese lugar que le dio paz y felicidad durante sus últimos años de vida.

Lamentablemente la vida de Michael Dillon fue bastante dura, teniendo que huir de un lado al otro por el siempre hecho que las demás personas no lo podían aceptar por su verdadero ser. Dejemos de lado todos los prejuicios y veamos con otros ojos que ven más allá de cómo es la forma física de las personas.